Comentario
En Cataluña el arte finisecular es asumido probablemente de forma mucho más madura y debe entenderse, ante todo, como un movimiento defendido desde reducidos círculos de intelectuales. Rusiñol, Casas y Clarasó fueron sus protagonistas en el ámbito de las artes plásticas, Rusiñol primero, en Sitges, a la vuelta de la tan fructífera estancia en París, y más tarde Casas, convertido en líder de la cervecería barcelonesa de "Els Quatre Gats". Rusiñol y Casas asimilan las aportaciones de los grandes pintores del momento, la pincelada suelta, el color y la luz que practicaban los impresionistas junto con el gris y el azul de la escuela de París, las insólitas perspectivas de Degas; pero también una nueva, temática, el mundo de los bulevares, el suburbio y la vida cotidiana. Sitges, como otros puntos de la costa catalana, se había convertido en punto de atracción para los pintores de paisaje que habían interpretado desde una perspectiva luminista y mediterránea la pintura de paisaje de signo realista y su aislamiento, su belleza y su carácter, a la vez marítimo y rural, podían atraer a los artistas e intelectuales. Sitges cautivó a Rusiñol, que quiso convertirlo en un centro de atracción ideal de esteticismo, lejos del pragmatismo de la gran ciudad.
En agosto de 1892, Rusiñol reconvierte una tradicional exposición de pinturas en el ayuntamiento de Sitges durante la Fiesta Mayor, en la Primera Festa Modernista. Más tarde, compra dos casas de pescadores, en el lugar más pintoresco de la villa, sobre el pequeño acantilado que domina la imagen arquetípica de la iglesia, que llamará el Cau Ferrat. Rusiñol reconstruye el conjunto, adaptando la planta baja como vivienda y la superior como insólito museo de su colección de hierros antiguos y organiza desde allí las llamadas Festes Modernistes, que serán en los años noventa las más representativas manifestaciones del grupo modernista.